domingo, 23 de junio de 2013

Tratamiento de las enfermedades auditivas con inyecciones en el oído.

La administración de medicamentos en el interior del oído, generalmente inyectándolos con una aguja a través del tímpano (inyección intratímpánica) es un tipo de tratamiento utilizado en la actualidad para algunas dolencias del oído. Aunque considerado como innovador por algunos otorrinos, ya existen publicaciones de autores que han utilizado esta técnica terapéutica desde la segunda mitad del siglo XX. Sin embargo, ha sido en la última década cuando ha adquirido un notable auge por su simplicidad y por la aparición de nuevas pautas de administración, más eficaces y con menos efectos secundarios.



Su utilidad se basa en la posibilidad de obtener grandes concentraciones del medicamento en el órgano diana sobre el que se pretende actuar, dosis que serían imposibles de obtener administrándolo por vía intravenosa. Para conseguir una alta tasa de medicamento tanto en el caracol, órgano del sentido del oído, como en el sistema vestibular, órgano del sentido del equilibrio, es preciso depositar directamente el fármaco en el oído medio. Desde ahí y a través de la ventana redonda, una pequeña membrana que pone anatómicamente en relación el oído medio con el oído interno, difunde el medicamento en cantidades suficientes como para obtener el efecto deseado.


La técnica es muy sencilla y aunque existen dispositivos que intentan o bien aumentar la cantidad de fármaco que pasa, o bien que la dosis administrada sea más estable en el tiempo, la tendencia es a inyectar de manera directa el medicamento a través del tímpano con una jeringa fina. El paciente se encuentra cómodamente echado, y tras ponerle un poco de anestesia local, con menos de 1 cm3 de preparado conseguimos rellenar completamente el oído medio. Tras la inyección, el paciente deberá permanecer echado durante 20 a 30 minutos con la cabeza ligeramente flexionada para que el medicamento esté el mayor tiempo posible en contacto con la ventana redonda y así pueda difundir a través de ella al oído interno.



Sin embargo, a día de hoy, pocas son las enfermedades del oído en las que este procedimiento se ha mostrado claramente eficaz. Esto es debido sobre todo a que no se han desarrollado medicamentos específicos para la curación de estas patologías. Así por ejemplo, en la que ha demostrado ser de mayor utilidad, la Enfermedad de Meniere, su efecto beneficioso no es porque cure la enfermedad, si no porque el paciente se sirve del efecto tóxico del fármaco sobre el oído para mejorar su sintomatología.



Dado el interés de conocer los pros y contras de este tratamiento en enfermedades concretas del oído, en próximas entregas se expondrá más detalladamente el uso y el abuso de este tratamiento en las diferentes patologías donde se utiliza.


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